¿Por qué hablan de lengua cuando quieren decir dialecto? ¿Ustedes creen que el valenciano es un idioma o un dialecto? Yo, la verdad, habría afirmado con toda rotundidad que el valenciano era un dialecto y habría cometido un grave error porque el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana dice: «También se define la lengua valenciana como propia de la Comunitat Valenciana y el idioma valenciano, junto al castellano, los dos idiomas oficiales».

Y es que el término «dialecto» está muy desprestigiado, todos queremos hablar una lengua y dejar los dialectos para las aldeas en fase de extinción. ¿Cómo hacemos entonces para llamar tal a un dialecto sin que suene peyorativo o tenga un carácter de dependencia? Algunas escuelas lingüísticas han resuelto la cuestión inventando términos nuevos. O sea que los mismísimos lingüistas se aprestan a buscar eufemismos para describir términos lingüísticos. Tiene miga la cosa.

Estas escuelas lingüísticas hablan de variantes diatópicas y variantes diastráticas, así como de lenguajes especiales. El primero de los términos sería el equivalente a dialecto y el segundo, a jerga. Es decir, que el euskera tiene variantes diatópicas y también variantes diastráticas o, en efecto, aquello de cómo no llamar a las cosas por su nombre y en todas partes cuecen habas.

Tener una lengua propia es hoy en día tan necesario para una comunidad como para una familia tener un coche. Una comunidad tan tranquila como la de Aragón promulgó una Ley de uso, protección y promoción de las lenguas propias de Aragón que dice: «El aragonés y el catalán son lenguas propias originales e históricas de nuestra Comunidad Autónoma», ¿y el castellano?, ¿adónde fue que se perdió?

Aelio Stilo fue el primer gramático del latín y uno de los maestros de Cicerón y pensaba que la lengua de los romanos no era, en verdad, más que un dialecto del griego. Como se suele decir: ¡ay, si levantara la cabeza!