La palabra desahucio está tristemente de moda hace ya unas cuantas temporadas. En algunos países no se lleva en invierno pero en el nuestro resiste y permanece. Existen el desahucio express, la plataforma Stop Desahucios y la web www.edesahucios.com donde le tramitan un ídem rápido y económico. 

Desahuciar, según la Real Academia Española de la Lengua, tiene tres significados:
«1. Quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea.

2. Dicho de un médico: Admitir que un enfermo no tiene posibilidad de curación.

3. Dicho de un dueño o de un arrendador: Despedir al inquilino o arrendatario mediante una acción legal.»

En su etimología el término procede del siglo XIV y es un derivado del antiguo ahuciar, primitivamente afiuzar, ‘dar confianza o crédito a una persona’. Este verbo, procede a su vez de fiuza ‘confianza’ (de donde se deriva fiduciario).

Una persona desahuciada es, por lo tanto, alguien que ha perdido la confianza (y con ella la casa), alguien a quien se le ha arrebatado toda esperanza o alguien sin posibilidad de curación. Yo, la verdad, entiendo perfectamente que quien esté en cualquiera de estas circunstancias, no tenga ganas de vivir.