La reciente decisión del Tribunal Constitucional ratificando la ley que permite el matrimonio homosexual ha vuelto a traer este tema a la palestra.

Un tertuliano de la cadena de televisión Cuatro para justificar su rechazo a llamar matrimonio a la unión entre homosexuales recurría hoy a la etimología de la palabra. «Matrimonio viene de madre», argumentaba, «no se puede llamar así a la unión entre dos hombres». «¿Y patrimonio?», le ha contestado un compañero de mesa, «patrimonio procede de padre».

Y me ha parecido una respuesta muy buena y muy ágil porque, en efecto, patrimonio se aplica a las posesiones tanto de los hombres como de las mujeres, evidentemente porque el concepto ha evolucionado y se ha adaptado a las necesidades de la sociedad. Y a nadie se le ha ocurrido reclamar que patrimonio no se pueda aplicar a los bienes de las mujeres, igual que lengua materna se sigue aplicando a la primera lengua que aprende un niño, independientemente de que se la enseñe su madre, su padre o sus abuelos.

Por lo tanto, ojito con la etimología porque es un argumento muy recurrente pero nos puede salir rana.