Las llamadas lenguas criollas son el resultado de una mezcla entre un idioma africano y el francés o el inglés. Los grandes señores de las plantaciones norteamericanas mezclaban esclavos de distintas etnias con el fin de que al no entenderse entre sí, no pudieran promover revueltas o amotinamientos. Los amos hablaban (o ladraban) a los esclavos en francés o en inglés, mientras los esclavos hablaban la lengua del país de donde procedían. De esta forma, se fueron desarrollando unas lenguas híbridas que son lo que hoy conocemos como lenguas criollas.

Actualmente existen distintas lenguas criollas: hay un criollo haitiano, otro jamaicano, uno de las Bahamas… en general son idiomas que no tienen ninguna tradición escrita porque siempre se consideraron una «deformación», una incorrectísima forma de chapurrear inglés o francés. Sólo se las empezó a considerar lenguas de pleno derecho a partir de 1950, es decir, anteayer, y aún hoy la mayoría de estas lenguas están reducidas al ámbito familiar, por lo que apenas tienen textos escritos que las legitimen.