A veces una se encuentra con citas tan hermosas y tan redondas que es imposible resistirse a traerlas aquí para compartirlas con ustedes.

«Decía que en cierta ocasión me encontré en Unamuno con palabra para mi nueva, la que designaba esos hilos de araña sueltos que van flotando por el aire y que solo se ven si acaso por casualidad se tropieza con ellos un rayo de sol. Era una palabra preciosa, como una joya. Recuerdo que enfrascado como estaba en la lectura y emperezado, pospuse anotarla o señalarla en el libro, fiado de que su rareza y expresividad impedirían que la olvidase. Pero me olvidé primero de que no debía olvidarme de ella, y olvidé después en qué cuento la había leído. Busqué inútilmente durante meses, releyendo todos los cuentos de Unamuno, sin encontrarla, y sigo sin hallarla. Se diría que sigue flotando en alguna parte y que alguien la encontrará un día. Yo no sé para qué me serviría, pero nadie sabrá explicarme la orfandad en que quedé, y mientras viva siempre recordaré el día en que, para mi mal, pude olvidarla

Así describe Andres Trapiello, en «El Arca de las Palabras», su desconsuelo al no poder recordar qué palabra olvidó anotar. Se trata de un libro precioso editado por la Fundación José Manuel Lara en el año 2006.