En ocasiones es cierto que una imagen vale más que mil palabras, pero es igualmente cierto que hay palabras que son mil veces mejores que una imagen.

Traigo esto a cuenta de una expresión que me parece preciosa y sugerente. Me refiero a ese magnifico titulo de Proust, A la sombra de las muchachas en flor, que evoca cerezos cuajados de flores o naranjos cubiertos de azahar y unas adolescentes sentadas lánguidamente a su sombra. Es la imagen de la belleza con mayúsculas, una belleza que lo es más porque dura apenas quince días en los árboles y quién sabe cuánto en una muchacha, quizás un año, dos a lo sumo será el tiempo que transcurra mientras la belleza estalla y se pasea por el rostro y el ser todo de una joven que se asoma a la vida.

Las muchachas en flor es para mí una expresión que sugiere y embelesa más que mil imágenes. Uno pensará en una muchacha conocida, y otro en aquella Natalie Portman de Beautiful Girls y aún alguno recordará una chica que conoció en su juventud, más hermosa que todo Hollywood y todos nosotros le deberemos a esa expresión el conjuro de belleza y alegría, la vida en estado puro, que despierta en nuestra imaginación. Y que es más belleza porque es fugaz.