Existen algunas palabras en castellano que se utilizan en plural aunque solo nos refiramos a un objeto. Es el caso, por ejemplo, del término pantalones. Decimos que nos hemos comprado unos pantalones, o incluso un par de pantalones pero no queremos decir que nos hayamos comprado unos pantalones vaqueros y otros negros, sino que, a pesar del plural, nos referimos a una sola prenda.

Otro tanto ocurre con la palabra gafas, caso en el que es más habitual emplear el plural que el singular, decimos «necesito gafas para leer» y no «necesito una gafa para leer«, aunque sí se suele decir «le sienta muy bien ese tipo de gafa» y también sucede lo mismo con los términos tijeras, naricesmedias, pinzas, o alicates (entre otros).

La explicación es que en todos estos objetos hay dos de algo: dos perneras en el pantalón, dos ventanas en la nariz, dos hojas en la tijera, dos cristales en las gafas.

Este ejemplo me lleva a reflexionar sobre lo lógica que nos parece nuestra lengua materna y lo extrañas e ilógicas que nos parecen las demás. Cuando estudiamos otro idioma todo nos parecen excepciones, mientras que esto de que en español algunas palabras se puedan utilizar tanto en plural como en singular para referirse a un solo objeto a los hablantes nativos nos parece lo más normal del mundo, pero no tiene que ser fácil de aprender para una persona de otra lengua.