El ámbito del discurso público tiende a crear numerosas palabras, es como si los políticos cuando se ponen a hablar fueran animándose, jaleándose ellos solos y a partir de ahí su creatividad campara a sus anchas y alcanzara cotas insospechadas. Sin embargo, muchas de esas palabras no son necesarias porque ya existe un término que expresa ese significado.

Sus preferidas son las palabras largas y rimbombantes: prefieren intencionalidad que intención, condicionalidad a condición, problemática a problema, cumplimentar a completar, señalizar a señalar y concretizar a concretar, por citar unas pocas.

La terminación -izar es una moda que está dando mucho juego a la hora de crear un verbo a partir de un sustantivo, como por ejemplo: instrumentalizar, funcionarizar, judicializar, absolutizar o flexibilizar, y también es habitual que se añada ese sufijo a un verbo ya existente alargándolo de forma innecesaria, como cuando se dice potencializar en lugar de potenciar o concretizar en lugar de concretar. ¿Será quizás que redimensionando las palabras potencializamos el discurso?

¿Hay alguna que les moleste en especial?