No es que fueran a salir de la terrible crisis que les tiene acogotados, pero si los griegos pusieran una tasa o impuesto por cada palabra de origen griego que utilizamos todos los demás europeos, seguro que encontraban una fuente inagotable de divisas.

Es habitual que cuando un científico o una institución (europeos o no) no saben qué nombre ponerle a un objeto nuevo vuelvan su mirada al griego antiguo. El griego clásico ha dado en ser considerado una especie de patrimonio lingüístico y nadie se siente menospreciado u ofendido cuando se utiliza una raíz griega, cosa que sí sucedería si el término elegido fuera inglés, francés o alemán.

La ciencia, la tecnología y la medicina están llenas de palabras griegas procecentes del griego clásico, uno de los ejemplos más fructíferos y comunes lo tenemos en la raíz tele ‘lejos’, que da inicio a palabras tan conocidas como: telecomunicación, teléfono, televisión, telescopio, teleférico, teledirigido, telesquí o teleobjetivo.

A continuación les dejo una lista que, lejos de ser exhaustiva, es una pequeña muestra de cuánto debemos al idioma griego.

Raíces
Caco-: malo
Céfalo-: cabeza
Crono- tiempo
Crio-: frío
Demo-: pueblo
Helio-: sol
Hidro-: agua
Hipno-: sueño
Lito-: piedra
Logo-: discurso
Macro-: grande
Micro-: pequeño
Nano-: enano
Narco-: adormecimiento
Oniro-: sueño
Pan-: todo
Piro-: fuego
Pseudo-: falso
Rino-: nariz
Talaso-: mar
Tanato-: muerte
Teo-: dios
Termo-: calor
Xeno-: extranjero