Patente de corso, además de ser el nombre del blog de Arturo Pérez-Reverte, es una expresión que viene a significar algo así como que uno tiene permiso para hacer lo que le venga en gana, incluso aunque vaya contra la ley.

Una, en su arrogante ignorancia, siempre ha pensado que esta expresión procedía de algún tipo de favor concedido por un poderoso rey a los corsos, pero he aquí que ese ‘corso’ no se refiere a los habitantes de Córcega, sino que alude al latín cursus, ‘carrera’ y consistía en un documento que permitía a aquel propietario de navío que lo detentaba atacar barcos y poblaciones de países enemigos. Le convenía al señor que facilitaba este permiso porque automáticamente convertía a ese capitán de navío en una especie de franquiciado de su país que defendía sus intereses.

Curioso, ¿verdad?