Hoy les dejo aquí una cita que curiosamente no es de Trapiello. Procede de un libro del que Dámaso Alonso, en una carta dirigida al autor, dijo: «Has escrito, sencillamente, el libro de prosa más bello y más emocionado que yo he leído desde que soy hombre». Dan ganas de leerlo, ¿verdad? Pues empieza así:

«Sé algo de la tierra y sus gentes. Conozco aquélla en su ternura y en su dureza, he andado sus caminos, he descansado mis ojos en su hermosura. Los cierro y la tengo ante mí. Tierras duras, alberos y polvillares, breves bureos, largos curiales; aquí se riza una loma, allá se quiebra una cañada, se extiende una albina, tiembla un sisón de vuelo lento. Todo el campo vuela pausadamente. Las herrizas se coronan de cosconas, aquí una encina huérfana canta una historia. Las encinas solitarias son los dientes que le quedan al campo para mascullar una historia de montes sonoros con grandes encinas y muchas jaras, con sombras apartadas y rincones que nadie había hollado, cuando reinaba la alimaña y tenía libertad la primavera.»*

He escogido esta cita no solo porque es preciosa, sino también por la cantidad de palabras que para mí son desconocidas: polvillares, bureos, curiales, albina, sisón, herriza y coscona, siete palabras en apenas un párrafo, menos mal que el libro es corto o quizás qué lástima que lo sea, la de palabras que podría aprender una.

* Muñoz Rojas, José Antonio: Las cosas del campo