Viajar a Grecia es viajar a los orígenes de nuestro lenguaje. Una vez pasado el shock de la diferencia de alfabeto y según te vas adaptando a leer como un niño, juntando letra con letra para pronunciar una sílaba y después una palabra, de repente caes en la cuenta de que esa palabra también existe en castellano, bien con el mismo significado o con otro diferente.

Veamos por ejemplo la palabra efemérides. En una estación de autobuses de Atenas me entretuve descifrando un letrero en el que ponía ἐφήμερος en lo alto de una estantería en la que se mostraban los periódicos del día.Y es que efemérides viene de efímero, ‘que solo dura un día’ y esa es la vigencia de los diarios, un día.

Anímense, si no saben dónde ir de vacaciones, vayan a Grecia, allí lo encontrarán todo: playas, historia, piedras, comida mediterránea, un pueblo que necesita turistas y, lo que más les asombrará, el antepasado de nuestro lenguaje.

El viaje será toda una peripecia (del griego peripéteia, ‘mudanza súbita’).