Escucha una la expresión «el rey desaforado» y se imagina al monarca desesperado, con los pelos de punta como escarpias, llevándose las manos a la cabeza.

Cosas del lenguaje, que con una misma palabra denota realidades diferentes, porque este desaforado no se refiere a «gritos desaforados», por ejemplo, sino a la situación de no estar «aforado», que quiere decir quedar fuera de la protección de un determinado fuero.

El latín forum ha resultado una raíz muy prolífica en castellano, de ella provienen fuero, ‘los tribunales de justicia’; foro, ‘jurisdicción para sentenciar causas’; forense, ‘del foro, relacionado con los tribunales de justicia’; foral, ‘conforme a los fueros’; aforo, ‘cantidad que resulta al aforar’ y por ende, ‘número máximo de personas que puede albergar un recinto’; la locución a fuer de, que significó primero ‘con arreglo al fuero (de un lugar)’ y luego ‘a la manera de’; y desaforar, que es el término que nos ha traído hasta aquí.

Ya lo saben, si son de los que no se lucen al probar un vino, desquitense ahora y presuman un poco en cualquier foro.