Idiolecto, proviene del griego idios (propio, peculiar) -misma raíz de ‘idioma’ e ‘idiosincrasia’- y leksis (lenguaje) y se refiere a esa forma particular de hablar de cada uno de nosotros. Casi, casi nos entenderíamos antes diciendo que es eso que nos molesta del hablar del otro. La forma peculiar de repetir la misma palabra: «Hoy hace un tiempo fantástico, el solomillo estaba fantástico, vimos un paisaje fantástico»; las muletillas, ese «¿no?» al final de cada frase; la pronunciación, ¿no tienen ustedes algún amigo que dice «conceto» y no «concepto»? Pues el conjunto de esas características es el idiolecto.

Desde el punto de vista lingüístico se dice que el idiolecto «está compuesto por los actos de habla recurrentes de una persona o cómo una persona usa el repertorio verbal de forma individual». No confundir con ‘dialecto’ que «es un sistema lingüístico considerado con relación al grupo de los varios derivados de un tronco común», definición mucho más políticamente correcta que aquella que decía que era una lengua derivada de otra. Signo de los tiempos.