Esta cita es de otro libro que no terminé. Su autor conseguía su objetivo excesivamente conmigo. Me tenía desasosegada total, imposible dormir después del cuerpo que se me quedaba con este Libro del Desasosiego de Fernando Pessoa. Es, sin embargo, un libro aclamado por la crítica y ensalzado por muchos autores que yo admiro, pero, por fragmentos como este, a mí me dejaba tristona y melancólica, pensando que está bien que a uno le gusten las palabras y las lecturas pero… ¿tanto?:

«No lloro por nada que la vida traiga o se lleve. Hay sin embargo páginas de prosa que me han hecho llorar. Me acuerdo, como si lo estuviera viendo, de la noche en que, siendo todavía niño, leí por primera vez, en una antología, el célebre paso de Vieira sobre el Rey Salomón. «Fabricó Salomón un palacio…» Y seguí leyendo, hasta el final, trémulo, confuso; después rompí en llanto feliz, como el que ninguna felicidad real me hará llorar, como el que ninguna tristeza de la vida me hará imitar. Aquel movimiento hierático de nuestra clara lengua majestuosa, aquel expresar las ideas en las palabras inevitables, correr de agua porque hay un declive, aquel asombro vocálico en que los sonidos son colores ideales; todo esto me embriagó instintivamente como una gran emoción política. Y, lo he dicho, lloré; hoy, al acordarme, lloro. No es -no- la añoranza de la infancia, de la que no tengo añoranzas: es la añoranza de la emoción de aquel momento, la tristeza de no poder leer ya por primera vez aquella gran seguridad sinfónica».*

* Pessoa, Fernando: Libro del Desasosiego