Contra lo que se podría esperar, las palabras «izquierda» y «derecha» no llegaron a nuestro idioma juntas, aunque formen la pareja de hecho más indisoluble de la historia. El término «derecho» procede del latín directus y tiene un sentido positivo, como los derechos (frente a los deberes), que también vemos en otras lenguas, como el francés «droit» y el inglés «right».

Sin embargo, la palabra «izquierda» no procede del latín ni del griego, como cabría esperar, sino del euskera ezker, ezkerra que desbancó a la esperable opción latina sinistru(m), inicialmente usada en español, pero en franca derrota desde el siglo XV, o incluso antes. Es posible que al haber entrado en el idioma la palabra cargada de las connotaciones negativas que tenía en latín, los hablantes sintieran la necesidad de recurrir a otro término para designar la idea espacial de ‘la mano izquierda’ y evitar así los tabúes que representaba la voz «siniestro», que ya podemos encontrar en el siniestro vuelo de las aves que marcaban el destino del Cid de Vivar, allá por el siglo XI.