¿Qué pensarían ustedes si les dijera que azafata es una palabra árabe? Probablemente que he tomado demasiado el sol y sufro un golpe de calor, porque ¿cómo podrían los árabes inventar un nombre cuya función no existe? Pues bien, todo tiene su explicación y también el curioso origen de esta palabra.

Azafata era la dama de la reina encargada de presentarle los vestidos y las joyas sobre una especie de cesta de hojas de palma llamada «azafate» (del árabe «sáfat») y de ahí el término azafata.

Más sencillo de lo que parecía ¿verdad? Sí, suele pasar.