«Y si difícil para una lengua es fraguar un término que traduzca pensar y sentir, no menos difícil resulta llevar a veces, de una lengua a otra, una palabra, sin que pierda sentido y sentimiento en el trasiego, evitando que se evapore en el camino, por seguir con el símil del perfume, nada de su aroma. De esta última dificultad trataba una fascinante y curiosa información que Xavi Ayén publicaba en La Vanguardia, a propósito de las diez palabras más difíciles de verter de una lengua a otra, a partir de cierta encuesta realizada por la compañía británica Today Translations entre traductores profesionales. Citaba alguna del yiddish, del polaco, del japonés, del tamil. Del portugués figura una, bellísima y cursada: saudade. El español, mucho más belicoso, también ha logrado imponer en todo el mundo una propia: guerrilla. Pues es sabido que cuando una palabra es esencial y única acaba logrando ser aceptada en la casa de otras lenguas, como alguien de la familia.»
Trapiello, Andrés: Más o menos
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