Hay campos semánticos que dan para mucho. Y uno de estos es el de la mentira.
Se puede ser mentiroso y embustero. Se puede decir una falsedad o falsificar algo. Están también la patraña y la trola (esta parece ser de origen francés). Le pueden decir a uno una bola y se puede crear un bulo (del caló bul, ‘porquería’). La calumnia es como una mentira grande y la falacia un término que se emplea especialmente en la jerga política.
Para aquel que miente suplantando una identidad tenemos impostor, para una noticia falsa está infundio y para aquel al que se le pilla en plena mentira, decimos que se le ha cogido en un renuncio. Una forma suavizada de mentiroso es cuentista, y también chismoso. Contar chismes no es exactamente contar mentiras, pero los chismes pueden ser mentiras, como bien expresa su definición académica: «noticia verdadera o falsa…» de aquí, chismorrear.
Según Otto von Bismarck «Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería». Ahí lo dejo.
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