El euskera ya tiene marca: un txantxangorri que se acompaña del lema «para dar alas al euskera». El txantxangorri es un petirrojo, en castellano; un pájaro pequeño, precioso y sociable que debe su nombre al color de su pecho, aunque este es más naranja que propiamente rojo. Es también la marca de Karlos Arguiñano: un petirrojo con gorro de cocinero y un ramito de perejil en la boca.

El objetivo de esta iniciativa es conseguir que se hable más en euskera, una lengua que tiene unos índices de conocimiento muy superiores a los de su uso. ¿Es posible que con la existencia de una marca se hable más euskera? Quizás, aunque es difícil de predecir. De momento, los promotores han hecho hincapié en que la intención es invitar y no obligar, lo cual es uno de los primeros pasos para no provocar al adolescente que todos llevamos dentro.

La presentación ha conseguido el respaldo de amplios sectores de la sociedad: ayuntamientos,  rectores de universidad, escritores, políticos… e incluso los presidentes de la Real, el Eibar y el Athletic, lo cual ya es mucho más de lo que se consiguió a la hora de condenar la violencia etarra.