«Ante todo, no hagas daño» es el título de un libro escrito por el neurocirujano Henry Marsh, que ha sembrado a partes iguales admiración y desconcierto. Desde ahora les confieso que no lo he leído (todavía) pero las referencias que me han llegado son tan interesantes que ardo en deseos de hincarle el diente.

Bonito título, ¿verdad?, y sobre todo muy revelador. Henry Marsh cuenta en el libro su experiencia como neurocirujano, las difíciles decisiones que debe tomar y cómo a lo largo de su vida se ha ido dando cuenta de que a veces la mejor intervención era no hacerla. El campo de la neurocirugía es tan delicado que el más mínimo desliz, simplemente tocar un área determinada, puede hacer que el paciente pierda el habla, la vista o el movimiento.

Dentro de la neurología el campo de la neurolingüística es relativamente joven pero apasionante, trata básicamente de esclarecer cómo se organiza el cerebro para producir el lenguaje. La neurolingüística es un ámbito de esos que se dicen transversales o multidisciplinares. Los lingüistas y los científicos se necesitan mutuamente cuando se trata de atender y ayudar a una persona que ha perdido la capacidad de comprender, de hablar, o ambas.

Lo curioso es que en este caso sabemos mucho más acerca del lenguaje que del cerebro y que debemos partir de los trastornos que se producen en el lenguaje -la afasia, la dislexia, la distraía…- para estudiar la llamada «área del lenguaje» en el cerebro. Todo un desafío para el ser humano.