La España vacía, de Sergio del Molino, trata de esa España despoblada en que se ha convertido la mitad rural del país, esos pueblos a los que van en verano aquellos que tienen un pueblo entre sus antepasados. Habla de una España desolada, reconvertida en turística a base de casas rurales. Y también de esos pueblos mudados en Arcadias a los que algunos se van huyendo de las prisas de las ciudades, de esos alcaldes desesperados que ofrecen casa y trabajo a todo aquel que esté dispuesto a aportar un par de chiquillos a la escuela vacía.
El libro llegó a mis manos por recomendación expresa de un amigo en cuyo criterio confío (gracias, Iñigo), porque de otra forma dudo mucho que me hubiera animado a leerlo, y sin embargo me ha gustado tanto que, ya ven, aquí estoy recomendándolo a mi vez.
Es un ensayo original en el que a veces creerán estar viendo «Cuéntame» y otras se asombrarán con las numerosas referencias cinematográficas que propone el autor. Se harán una idea global de la desertización de la España rural con un libro ameno y emocionante. Imagino que se preguntarán, como yo, ¿cómo es posible que el autor sea una persona tan joven?
Así que si están exhaustos de la charlatanería hueca de estos días, aquí tienen un relato que les dejará pegados a la silla.
Comentarios
Es cierto. El éxodo de los pueblos a las ciudades es una realidad incuestionable. Ocurre en España y, por lo que cuentan, en otros muchos países. Las grandes ciudades chinas o las latinoamericanas son un buen ejemplo de ello. Es muy difícil combatir el atractivo que ejercen sobre el medio rural. En su tiempo, la obra «La lluvia amarilla» de Julio Llamazares fue un aldabonazo para denunciar este fenómeno en los pueblos aragoneses.