Cada ciudad tiene un diseño distinto, tiene un paseo junto al mar o una alameda que bordea el río, sus casas son de piedra arenisca o del cristal del futuro, la configuración de sus calles es racional o tal vez un hervidero de eses, y así también cada ciudad está marcada por un paisaje lingüístico que le es propio. Están los rótulos de los comercios, los carteles que se pegan en las paredes, los anuncios varios o las banderolas que comunican un evento.
En San Sebastián uno se tropieza cada dos por tres con textos escritos en castellano y en euskera, pero también en inglés. Los tres idiomas se mezclan como si formaran parte de un mismo corpus lingüístico, dando la impresión de que los habitantes de esta ciudad hablan en inglés, castellano y euskera, cosa que ya nos gustaría pero no.
En el escaparate de una tienda que Cáritas va a abrir figura la siguiente inscripción: «Koopera store. Used clothes feeling young. Hurrengo irekitxea. Proyecto social de Cáritas». Ahí tienen ustedes, «koopera» con k, una frase en inglés con términos que la mayoría entenderá, «próxima apertura», en euskera y finalmente una frase en castellano. Abundan los nombres de los negocios en inglés: «The good burger», «Tatoo style», «Mytea» y escasean en francés. Una especie de cafetería abierta recientemente exhibe el rótulo «Donostea & Cofee» haciendo un guiño al donostiarra ñoño que todos llevamos dentro. Pero a mí me gusta más la fórmula de un bar que se llama «Denetatik un poco«, que significa «de todo un poco» porque él sí que representa la forma de hablar de esta ciudad.
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