Estados Unidos es un país contradictorio. Es el país de la libertad, esa que sale a relucir en cualquier película cuando el personaje dice: «este es un país libre», pues bien, en esa nación hay siete palabras que está prohibido decir en televisión. Estas palabras son: shit (mierda), piss (orinar), fuck (joder), cunt (coño), tits (tetas), cocsucker (mamón) y motherfucker (hijoputa).

En 2003 el cantante Bono, quizás aturdido por la emoción de recoger un premio en los Globos de Oro dijo fuck, terrible blasfemia, quién sabe, quizás hay jóvenes todavía traumatizados por escuchar esa palabra, el caso es que, a raíz de tan escandaloso suceso, los programas en directo se emiten con cinco segundos de retraso para que los técnicos tengan tiempo de censurar los posibles «tacos» con un pitido.

¿Qué pasa si una cadena de televisión permite que se pronuncie una de estas palabras? Que se le impone una multa y que esta es diez veces mayor desde 2006, gracias a una ley de George W. Bush. ¿Puede ser tan grave escuchar un «joder» en la televisión?

Sin duda es mucho más grave tener como candidato a presidente a un personaje como Donald Trump, que dice entre risotadas que cuando eres famoso puedes agarrar a las mujeres por donde quieras y dice expresamente pussy, otro término para decir «coño».