«-¿De qué hablarán esas dos todo el rato, si puede saberse? -le preguntó la señora Sacher a su marido mientras desayunaban.
Al otro lado del comedor, techado con paja y abierto al mar, las hermanas hablaban y hablaban, olvidándose de la papaya, de los huevos rancheros. Más tarde paseaban por la orilla del mar con las cabezas muy juntas. Hablando, hablando. Las olas las pillaban desprevenidas, las empapaban, y ellas se reían. La más joven a menudo lloraba… La mayor la dejaba llorar, consolándola, le daba un pañuelo. Cuando el llanto pasaba, empezaban a hablar de nuevo. No parecía insensible, la mayor, pero ella nunca lloraba.
Los demás huéspedes del hotel sentados en el comedor y en las hamacas de la playa solían estar callados, y de vez en cuando hacían un comentario sobre el espléndido día, el mar azul turquesa, o les decían a sus hijos que se sentaran erguidos. La pareja de luna de miel se hablaba en susurros y bromeaba, se daban el uno al otro trocitos de melón, pero por lo general se quedaban en silencio, mirándose a los ojos, embelesados en sus manos. Las parejas mayores tomaban café y leían o hacían crucigramas. Sus conversaciones eran breves, monosilábicas. La gente bien avenida hablaba tan poco como la que destilaba rencor o aburrimiento; era el ritmo de sus palabras lo que cambiaba, como el vaivén perezoso de una pelota de tenis o los rápidos manotazos para espantar una mosca.»
Lucia Berlin: Manual para mujeres de la limpieza
Comentarios
En cuanto he empezado a leer el post, me he dado cuenta de que es precisamente del libro que estoy leyendo ahora. Manual para las mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin, es una selección de sus mejores relatos, todos ellos inspirados en sus propios recuerdos. Buena literatura, un libro muy recomendable para disfrutar en estos días lluviosos.
Qué forma tan original de escribir tiene esta autora, ¿verdad? A mí me gustó mucho, no sé cómo no lo han traducido antes.
Gracias por la visita, Miguel.