La muerte de Bimba Bosé ha traído nuevamente a la palestra las metáforas y los eufemismos que utilizamos al hablar del cáncer. Aunque cada vez se usa más la maldita palabra, todavía son numerosas las referencias a ella como una larga y penosa enfermedad, evitando así pronunciar el término cáncer.

En torno al cáncer abundan las metáforas de referencias bélicas. Uno se enfrenta al cáncer y lucha contra él, lleva a cabo una guerra en la que la quimioterapia es la artillería que, según los mismos médicos, es una lucha sin cuartel en la que se trata de matar moscas a cañonazos. Los que tienen en su entorno a un enfermo de cáncer le animan a resistir y le piden que pelee. Se supera el tratamiento como si se conquistara una loma del ejército enemigo, luego se gana terreno y al final se pierde la batalla contra el cáncer.

Y también están todas las situaciones en las que la palabra cáncer se utiliza como una metáfora de algo sumamente dañino, «la corrupción ha devenido en un verdadero cáncer de la política», «el fracaso escolar es el cáncer de la educación», etc.

Hay que ver las curiosas reacciones del lenguaje, cuando hablamos de la enfermedad eludimos la palabra y cuando queremos hacer referencia a otra situación, decimos cáncer. Así somos.