Estaban acodados en una esquina de la barra del bar. Eran cuatro hombres que rondarían los ochenta años. El bar era pequeño y estaba casi vacío, se acercaba la hora de comer y los parroquianos, el resto, se habían ido ya a casa. Los hombres hablaban de actores y actrices de cine, sobre todo de estas últimas, mencionando nombres que me recordaban a los que citaban mis padres. Era curioso escucharles porque ellos se escuchaban los unos a los otros, cosa que no sucede a menudo. La conversación giró hacia los móviles, el whatsapp, las fotos que les enviaban los nietos. Uno de ellos refunfuñó algo que no oí y el amigo le respondió: «No te hagas mayor, joder, no te apartes de la vida, que la vida ya se ocupa de apartarnos». Y me quedé atónita y conmovida, el pintxo de tortilla a medio camino, tratando de digerir primero la tremenda frase. No te hagas mayor, no te apartes de la vida, que la vida ya se ocupa de apartarnos. ¡Qué lucidez!, pensé, cómo es posible que lo vea así de claro siendo tan triste.
Estoy leyendo un libro que se titula «The Secret Diary of Hendrik Groen, 83 1/4 Years Old«*, no hace falta que les diga mucho más para saber de qué trata. Sí les diré que el protagonista de la novela vive en una residencia de ancianos y allí, junto a otros cinco residentes, forma un club que se llama «Viejos pero no muertos» con la idea de añadir un poco de distracción a sus días.
Y ahí estoy, entre el libro y el recuerdo de la conversación, dándole vueltas a cómo hacerme vieja sin apartarme de la vida y sin que el dolor ajeno me sea indiferente.
* «El Diario Secreto de Hendrik Groen, de 83 1/4 años de edad«
Comentarios
Qué importante es haber aprendido a vivir antes para aprender a envejecer cuando llegué el momento. Apunto el libro ese que estás leyendo, nada de lo que recomiendas cae en saco roto. Un abrazo.
Me está gustando, Bea. Le echas un vistazo a la vejez desde cerca, un tema nada fácil pero yo siempre pienso que es mejor saber.
Vaya piropo el tuyo! Creo que he crecido diez centímetros.