«Tuve un maestro que nos leía cuentos mientras paseaba por el salón de clase. Sostenía el libro abierto en la mano derecha y guardaba la izquierda en el bolsillo del pantalón, que sacaba para dar vuelta a la hoja y, aprovechando el gesto, propinaba un coscorrón a los que hablaban o miraban por la ventana. Si la falta era más grave interrumpía la lectura, cambiaba el libro de mano y asestaba con la derecha un golpe tremendo en la cabeza del desgraciado de turno. Lo veo todavía en su eterno traje gris, gastado de tanto uso, caminando entre los pupitres. Su manera de sujetar el volumen abierto con una mano, ocultando la otra en el bolsillo del pantalón, me hizo entender a carta cabal qué es un libro. La mano golpeadora, oculta en el bolsillo, era la misma con la que daba vuelta a las páginas con suma delicadeza. Ese hombre cuya autoridad sobre nosotros era inmensa, con un libro en la mano sufría una metamorfosis y un ablandamiento que llegaban a cambiarle los gestos y la voz. Con ello, se nos hacía palpable el ascendente que un libro, ese objeto relativamente sencillo, puede tener sobre una persona. No nos cautivaba tanto el relato como la transformación del maestro. Pero nadie podía considerarse a salvo y cuando sacaba la mano del bolsillo para dar vuelta a la hoja, volvíamos a temblar. La mano aguardaba unos segundos, lista a descargar un golpe sobre algún desprevenido. Esa pausa, muy breve si el cuento tenía atrapado a nuestro verdugo, se alargaba peligrosamente si la historia resultaba floja. En cierto modo eso representó una lección duradera de bien escribir, porque no me cabe la menor duda de que un buen cuento y a veces tan sólo una buena línea nos ahorraron unos certeros golpes en la nuca y en el cráneo. Habría pues que escribir siempre así: bajo una constante amenaza física, un pupitre incómodo, con la cabeza gacha y rogar por la eficacia de cada frase. Pero hoy desgraciadamente en la mayoría de los talleres literarios se enseña a escribir sin miedo y con la frente en alto.»

Fabio Morábito: El idioma materno