Estanque en los Jardines del Alcázar de Sevilla, de Raimundo de Madrazo
«Antes de viajar a Tiflis he contactado por correo electrónico con Manana Salukvadze, una funcionaria de Naciones Unidas que habla perfectamente español y que ha visitado en varias ocasiones Euskadi. Es una mujerona morena, de mejillas sonrosadas y voz gruesa, y fuma un cigarro tras otro. Entre Armenia y Georgia hay una fuerte disputa sobre el origen de los vascos, ya que ambos países aseguran que los vascos emigraron desde el Cáucaso y se atribuyen sus raíces. Manana no tiene dudas: los vascos somos georgianos, y lo afirma con la misma rotundidad con que sus vecinos de Ereván opinan lo mismo en su país. Me di cuenta de este pique regional en mi primer viaje a Armenia en 2004, cuando me dirigí a la Universidad Pública de Ereván para ver a Vahán Sarkisian, el gran y único especialista armenio en euskera y relaciones armenio-vascas. Su teoría sobre el origen del euskera dejó perplejo a más de uno. En su despacho guardaba los ejemplares que ha traducido del castellano y el euskera al armenio, y que ocupaban gran parte de su vitrina. Recuerdo que Sarkisian pensaba mucho antes de responder a cada pregunta. A veces el silencio se hacía eterno y parecía que la pregunta no le había gustado. Pero entre calada y calada buscaba el momento exacto para responder con calma y de forma reflexiva a cada cuestión en un perfecto castellano. En diferentes momentos de la conversación no se podía contener y, bolígrafo en mano, despiezaba palabras en euskera para mostrar su extraordinaria semejanza con el armenio. «El origen del euskera está en Armenia o el del armenio en Euskadi, lo mismo me da. Lo que tengo claro es que los dos pueblos son hermanos. En la cultura, las tradiciones y la lengua se dan unas coincidencias que dejan fuera de toda duda esta relación. No se trata de casualidades, son pruebas evidentes. Además, no existe un idioma que sea único en el mundo, un hijo siempre sale de un padre y una madre. Lo que ocurre es que no interesa políticamente prestar atención a esta teoría. Ni a España le conviene reconocer un hermano vasco en el Cáucaso, ni los vascos quieren renunciar a su sentimiento de ser únicos, ni los propios armenios desean perder este sentimiento de exclusividad que también tienen… La ciencia es una cosa; el orgullo nacional, otra bien diferente. Yo soy lingüista y me fijo sobre todo en las semejanzas que existen entre ambos idiomas. Hay más de cien palabras de uso cotidiano que no necesitan ni traductor. Además, hay sufijos exactamente iguales que se añaden a las palabras, como por ejemplo –tegi («lugar») o -ago («más»), y con ello se hace difícilmente calculable el número exacto de coincidencias. ¿De qué número se puede hablar si con un simple sufijo ya se duplica el vocabulario? Entre el armenio y el vasco existen muchísimas semejanzas, incluidas la fonética, la gramática y una parte notable del vocabulario. Estas coincidencias abarcan sustantivos, adjetivos, verbos…», me dijo a lo largo del que fue el primero de muchos encuentros posteriores en sus viajes a Euskadi. Pero estoy en Tiflis con Manana para hablar de la guerra, no del origen de los vascos, y por eso ni menciono las teorías de Sarkisian».
Mikel Ayestaran: Oriente Medio, Oriente roto
Comentarios
¡Caramba! Recuerdo que cuando empezaron mis primeras lecturas sobre estos temas siempre se ponía el origen del euskera unido o emparentado con el mundo del Cáucaso pero no tenía mucha repercusión en los medios. Por lo que veo tampoco en la actualidad se da mucha importancia al asunto por parte del mundo «nacionalista» ni euskaldún en general. Como se dice en el escrito el idioma ha estado muy unido siempre al poder político, ha sido casi siempre una de las señas fundamentales de toda construcción nacional, de diferenciación, pero claro, siempre que ello incorpore prestigio social. Ya me hago cargo de que unirnos al mundo caucásico no mola mucho. Sin duda concede más prestigio ser el pueblo elegido por Dios como los que unían el euskera a Túbal y demás. No es un caso nuestro, ¡ha pasado igual en tantos sitios! Una muestra más de que todos los seres humanos somos iguales porque todos nos sentimos diferentes.
Yo también recuerdo haber leído sobre el origen caucásico del euskera. Me llamó la atención de la cita de Mikel Ayestaran que comentara que a ellos (georgianos y armenios) tampoco les hacía gracia no ser «únicos».
La última frase de tu comentario habría que acuñarla en algún libro de citas, Antonio: «Todos somos iguales porque todos nos sentimos diferentes». Genial.
Europa se comenzó a poblar a partir de las poblaciones provenientes del norte de África.
Antes de la llegada de los pueblos del norte de África,en Europa solo existían Neandertal.