Se han muerto lenguas muy importantes como el sumerio y el babilonio y, sin embargo, no se ha muerto el euskera, una lengua hablada en una región muy pequeña. Murió el dálmata y su muerte fue retransmitida en directo, pues sabemos hasta con quién murió la lengua. Su último hablante fue Antonio Udina, quién falleció en 1898.
Los científicos dicen que para 2100 se habrán extinguido entre el 50 y el 90% de las lenguas que hoy se hablan en el mundo. En estos momentos están en riesgo de desaparición inminente unas 900 lenguas. Y ¿por qué se muere una lengua? Fundamentalmente, porque se deja de hablar, lo que no sucede de un día para otro, sino que esa lengua va viendo reducidos sus ámbitos de actuación, deja de ser usada en la enseñanza, no se escribe, los hablantes la sienten como inútil para su desarrollo personal y profesional y queda relegada a ser usada solo en el ámbito familiar. Los niños la aprenden en casa pero no la usan para nada más, lo más probable es que de mayores no les parezca útil y no se la enseñen a sus hijos y de esta manera, con la muerte de los hablantes, morirá la lengua.
Algo así parece ser que es lo que pronostican los especialistas, que las lenguas que se hablan en muy pequeñas poblaciones irán desapareciendo con el empuje de las lenguas dominantes. Quién sabe. Yo no me atrevería a apostar por ello, pues si algo somos los humanos es imprevisibles. La pena que me da es no estar aquí en el 2100 para ver cómo están las cosas.
Comentarios
Mujer de poca fe, lo más probable es que ¡lo verás desde el cielo!. Supongo que cada lengua tendrá su causalidad o, más bien, causalidades. En muchas ocasiones habrá ido unida a la conquista de un territorio por parte de un imperio o por una civilización más poderosa que ha impuesto su modelo cultural.En otras porque esa lengua ha ido «perdiendo» prestigio social y se ha ido arrinconando al ámbito familiar, a lo cercano, a lo sentimental y así sucesivamente (los sistemas de valores cambian o pueden cambiar con el tiempo) En el caso del Euskera, y salvando las distancias, me parece que ha pasado algo como lo acontecido con el mundo judío de la diáspora, que a pesar de la invasión del territorio por babilonios, persas, imperios griegos, romanos y demás, se hizo de ello la seña de identidad del pueblo. Ahora, una cosa es conocer una lengua y otra que sea producto de pensamiento y de creación porque si no lo es, a largo plazo, será relegada al ámbito de lo privado, de lo religioso, de lo familiar; resumiendo, de lo sentimental.Como curiosidad te diré que en el norte de Cáceres, en la Sierra de Gata, hay tres pueblecitos que tienen en bilingüe los letreros de entrada al pueblo y el rotulado de sus calles. Se habla un dialecto mezcla de gallego, astur-leonés y extremeño, llamado «fala»
Espero que tus estudios te lleven a verificar que lo veré desde el cielo ;), jeje.
¿En el norte de Cáceres? Vaya, hasta allí han llegado el gallego y el astur-leonés, ¡qué curioso!