En gótico, lengua germánica ya extinta que hablaron los godos, man significaba ‘yo pienso’ y de ahí, qué curioso, devino en significar ‘hombre’. Se explica así que este término haya dado origen en alemán moderno tanto a Mensch (‘hombre’, en el sentido de ‘persona’) como a Mann (‘hombre’, en el sentido de ‘varón’). De ese mismo origen procede el inglés man con el que los hispanohablantes estamos más familiarizados. Lo hallamos, por ejemplo, en Superman y en otros superhéroes estadounidenses, como Spiderman o Batman, pero también en numerosos anglicismos como chairman, clergyman o barman.
El man inglés se conserva incluso en la palabra mandril, que designa una especie de babuino que en inglés llaman drill, y que algunos llamaron mandrill al ver su semejanza con el hombre. El término gótico man perdura no solo en el inglés, sino también en los demás idiomas germánicos. Un ejemplo sería el diminutivo holandés mannekijn (‘hombrecito’) que pasó primero al francés como mannequin para después cruzar los Pirineos y castellanizarse como maniquí.
Este prolífico man lo encontramos también en español como terminación de varios pueblos germánicos, como alemán (del gótico alamannan, literalmente ‘todos los hombres, humanidad’, referido a una antigua confederación de pueblos germánicos) y normando (del fráncico norman, ‘hombre del norte’, aplicado a los invasores escandinavos), y de donde también el ‘man’ que se contiene en el nombre de sus respectivas naciones: Alemania y Normandía.
¿A que es una gozada esto del lenguaje?
Comentarios
Lo de hoy ha sido una clase impagable de filología. Le felicito.
Jajaja, muchas gracias.