Hablábamos no hace mucho aquí acerca de si el lenguaje era machista. Ayer supe de la existencia de dos palabras, como se suele decir ahora, machistas no, lo siguiente.

Se trata de fofisano y gordibuena. La primera viene a designar a esos hombres un poco llenitos, con algún michelín incipiente o a aquellos que siendo en general delgados, tienen tripa. El segundo adjetivo vendría a denominar más o menos lo mismo pero en una mujer: algunos kilos de más, algunas curvas de más para los estándares que la sociedad impone en estos tiempos.

Sin embargo, fofisano indica que el hombre en cuestión está sano, es un adjetivo positivo, no le va a dar un ataque al corazón en las próximas horas, y evoca un hombre que se cuida aunque no lo suficiente. La mujer, en cambio, es gordibuena, palabra que incluye un aspecto negativo, gordi, y un matiz sexista, está buena. Da igual si está sana o tiene el colesterol por las nubes, lo que importa es que sea sexualmente atractiva.

¿Tiene culpa el lenguaje?, como siempre, no, tiene la culpa la sociedad que ha inventado y que alberga en su vocabulario esos términos. ¿Podrían existir un fofisana y un gordibueno? Raro, ¿verdad? Pues eso, primero cambiamos de mentalidad y luego cambiamos el lenguaje. Que ustedes lo pasen bien.