En el libro Dale que dale a la lengua, de Víctor Moreno, he encontrado la carta que transcribo a continuación. Supuestamente es la carta de una madre a un hijo y en ella le cuenta los últimos acontecimientos ocurridos en la familia. Es muy divertida pues juega con el lenguaje desde los más diversos aspectos: el doble sentido, la analogía, la ambigüedad, los significados imposibles… y no tan imposibles pues la madre que les escribe ha vivido recientemente la experiencia de llamar a su hijo y responderle aquel «me alegro de que llames porque ahora ya sé que estás bien». Sí, esa misma cara se me quedó. O sea, lo de siempre, que la realidad supera a la ficción. Espero que les guste.
«Querido hijo:
Sólo unas líneas para hacerte saber que aún estoy viva. Te escribo muy despacio pues sé que tú no lees muy deprisa. No vas a conocer la casa cuando vuelvas: nos hemos mudado a otra. En cuanto a tu padre, tiene ahora un estupendo empleo con quinientos hombres por debajo de él: corta hierba en un cementerio. Tu hermana María ha tenido un bebé esta mañana; todavía no sé si es niño o niña, así que no sé si eres tío o tía. Fui al médico el jueves y tu padre me acompañó; el doctor me puso un tubito en la boca y me dijo que no hablase durante diez minutos: tu padre se lo quiso comprar. Tu tío Patricio se ahogó la semana pasada en un barril de güisqui en la destilería de Dublin: algunos compañeros de trabajo intentaron salvarlo pero los combatió con bravura, lo incineraron y llevó tres días apagar el fuego. Solamente ha llovido dos veces durante esta semana: primero durante tres días seguidos y luego durante cuatro. Tuvimos carta de la funeraria; dicen que si no se paga antes de siete días el último plazo de su tumba, la abuela se levantará.
Tu amante madre.
(Firma)
P.D: Iba a enviarte cinco libras, pero ya había cerrado el sobre de la carta.»
La carta se atribuye a James Joyce, según Víctor Moreno, y no soy quién para ponerlo en duda, pero la verdad es que no me esperaba este sentido del humor en Joyce.
Comentarios
Un carta deliciosa. Me ha encantado.+
¡Qué manera de contar cosas con frases sencillas! Es la grandeza de hacer cosas difíciles de manera que parezcan fáciles.