Es muy interesante el empleo de los diferentes idiomas en aquellos territorios en los que se habla más de uno. Cómo se especializan en el área familiar o en la social, cómo unos son la lengua vehicular, mientras otros son conocidos solo por una parte de la población… Y cómo esta situación se refleja una y otra vez en la literatura. He aquí una cita literaria de este tenor, esta vez describe la situación lingüística de Burundi.
«Ni Donatien ni yo hablábamos bien kirundi, sobre todo no el kirundi complicado y poético de las colinas, ese en el que las palabras en suajili y francés no bastan para llenar las lagunas de la lengua. En realidad, yo nunca había aprendido a hablar kirundi, porque en Buja todo el mundo hablaba francés. Por su parte, Donatien era un zaireño de Kivu y los zaireños de Kivu a menudo no hablan más que suajili y el correcto francés de la Sorbona.
Pero allí era otra historia. En el interior del país no puede hablarse con gente como la abuela de los gemelos, porque su kirundi contiene demasiadas sutilezas, referencias a proverbios inmemoriales y expresiones que datan de la Edad de Piedra. Ni Donatien ni yo estábamos a la altura. La vieja, aun así, intentaba explicarnos dónde podíamos encontrar al nuevo propietario de la bicicleta. Como no entendíamos ni una maldita palabra, volvimos al coche con Godefroy y Baltazhar, los famosos primos cortadores de pitos, en busca de Innocent, que debía hacer las veces de traductor.»
Gaël Faye: Pequeño País
Comentarios
En todas las sociedades del mundo los valores cambian según las circunstancias, los tiempos, o los intereses políticos. Las lenguas son uno de esos valores. En Euskadi lo tenemos muy claro los que tenemos alguna edad; el valor del euskera ha ido cambiando. También es normal que la/las lenguas de un determinado lugar ocupen espacios diferentes según esos valores o las necesidades coyunturales. Por otro lado cada lengua se desarrolla según las necesidades y las dificultades que vaya encontrando. No creo que haya ninguna lengua que no pueda desarrollarse progresivamente. Por otra parte es normal que una lengua determinada se enriquezca para adaptarse al entorno. Por ejemplo, la lengua «sami» de Noruega, Laponia y esas zonas tiene un número larguísimo de palabras para definir con exactitud las diferentes formas o tonalidades de la nieve. Nosotros para ese mismo menester no necesitamos tantas; en cambio para la lluvia y para los tonos de verde igual sí.
Con nuestra situación de bilingüismo, con la situación política y su correspondiente política sociolingüística aquí nos ha tocado reflexionar mucho sobre la/las lenguas, sus usos, su utilización, etc. Me da rabia que a menudo se culpe a las lenguas de algo que no son por la utilización política que se hace de ellas. Y me da pena que aquí no se reconozca más el mérito de tantos euskaldunberris. (Que no sé si viene a cuento de lo que tú dices, pero, ea, ahí lo dejo).
Por la razón que sea llevo tiempo no pudiendo ver el comentario que he escrito pero por lo visto estar, está. Misterios de la informática
No sé qué ha podido pasar, Antonio, a mí me han llegado los dos comentarios a la vez. Sorry.