Conserva nuestro lenguaje algunas expresiones hechas que no se adaptan al momento de mayor respeto mutuo que vivimos. Son expresiones muy arraigadas en nuestra lengua y que, a la luz de ese mayor respeto del que hablo, resultan francamente despectivas.
Veamos algunas de ellas: “Salir de Guatemala para entrar en Guatepeor», que supongo vendrá de la inclusión del adjetivo «mala» en el nombre del país. Los ciudadanos chinos tienen numerosas expresiones que los toman como referencia de lo más variado, por ejemplo «menudo cuento chino», para expresar que algo es mentira; «trabajar como un chino», para decir que se ha trabajado mucho y durante muchas horas. «Hacerse el sueco» explica que no nos hacemos responsables, que miramos hacia otro lado. «Una judiada» es una acción muy mala, una auténtica faena; y «disfrutar como enanos» es pasarlo muy bien, aunque, la verdad, no sé por qué los enanos pueden disfrutar más que los de una estatura más elevada. «Una huelga a la japonesa» es una huelga en la que se trabaja más de lo estipulado en lugar de dejar de trabajar, que sería lo que los occidentales conocemos por huelga. Los gitanos tienen también variadas frases hechas. Mi madre solía decir «el cariño como hermanos y el dinero como gitanos». «Estar hecho un gitano» es estar desaseado, abandonado; «ser un gitano» se atribuye al que es marrullero, al que intenta engañar.
La raza negra tiene también las más variadas expresiones. Si pones a prueba mi paciencia «me estás poniendo negra» y si algo es caótico y confuso se dice que es «una merienda de negros». También está lo de «trabajar como un negro», es decir, trabajar como un esclavo y «vérselas negras», es pasarlo mal, pasar apuros para conseguir algo. Tenemos ovejas negras, garbanzos negros y por supuesto, mucho dinero negro en algunos bolsillos. Espero que este no sea un día negro para ustedes.
Comentarios
Gemma, me suena que te envié un comentario similar a un post anterior. No sé si lo recibiste.
En cuanto a expresiones referidas a otros pueblos , añadiría «hacer el indio»; y la de «ser un punto filipino», que ya me gustaría saber de dónde proviene.
No, no recibí el comentario anterior, Juanjo. No sé qué puede haber pasado… Ya lo siento.
«Hacer el indio» es una expresión preciosa, quiero decir que está llena de significados que nos retrotraen a las películas de vaqueros con los indios bailando en torno a una hoguera y profiriendo sonidos con la palma de la mano puesta en la boca. Probablemente dice más de nuestra incomprensión y nuestro egocentrismo que de los indios, pero no deja de ser una expresión muy curiosa. No la incluí porque buscaba referentes que tuvieran más de una expresión.
En cuanto a «ser un punto filipino» no la había oído nunca. ¿Qué quiere decir?
Esto es lo que he encontrado en la Wikipedia:
Expresión que se usa para designar a alguien deshonesto, desvergonzado, malintencionado e inmoral.Se deriva de una forma de estafa que realizaba un timador (el punto) que pretendía tener un negocio en Filipinas (en realidad inexistente), a cuenta del cual obtenía dinero de los timados.
¡Qué bueno! No lo había oído nunca.
Hola Juanjo: Esta mañana en la biblioteca buscando otra cosa me he encontrado con la expresión «un punto filipino» y esto es lo que el libro, Frases con historia, de José Luis García Remiro, decía de ella:
«Aquí «punto» significa soldado. En Pérez Galdós, «punto» puede tener un significado cercano a «peine»: persona astuta y desaprensiva, tunante, pillo, alguien peligroso, capaz de estafar y engañar. En Fortunata y Jacinta (1886-1887): «Pues como iba diciendo, el tal joven salió también un buen punto» (II, 2, 2).
Eusebio Blasco dice hablando del año 1868 en Madrid: «Periodistas, estudiantes y «puntos» madrileños tenían en aquellas casas (de juego) el doble atractivo del juego y del amor a precios convencionales» (Memorias íntimas, cap. V 1904).
Besses, Diccionario del argot español… (1905): «Punto filipino: el que expone poco y se pone en el mejor sitio». Lo de «filipino» viene de los que utilizaban para el timo supuestos negocios en las islas Filipinas. Según Manu Leguineche, en Yo te diré. La verdadera historia de los últimos de Filipinas, se llamaba «punto filipino» al peninsular que vivía en Filipinas sin oficio ni beneficios conocidos, pero dándose mucho postín. Hoy un «punto filipino» es un elemento de cuidado, más bien pícaro que delincuente. Decimos: «Menudo punto filipino está ese hecho». Cela, La colmena: «El tal don Pablo es un punto filipino, un tío de mucho cuidado».
Yo creo que ya no se me olvidará la expresión.
Un abrazo.