Ahora que estamos a vueltas con las expresiones del tipo «todos y todas», «trabajadores y trabajadoras», me vienen a la cabeza esos nombres que tienen distinto significado en masculino y en femenino como por ejemplo,el margen de la página o las márgenes del río, el editorial del periódico y la editorial que publica un libro, la frente de la cabeza o el frente de chubascos que amenaza Galicia, el herido está en coma inducido o ahí falta una coma, tracemos el radio de la circunferencia y pongamos la radio, el capital de la empresa y la capital de la nación, el orden de las cosas y la orden del capitán.
Y es curioso también el hecho de que si un extranjero confundiera el género y nos hablara de una frente de chubascos, igualmente entenderíamos a qué se refiere porque el contexto, tanto el general de la conversación como el inmediato de las palabras que acompañan, sería suficiente para acotar el significado.
Otra cosa es lo difícil que tiene que ser para los hablantes de otros idiomas y estudiantes de español, hacerse a la idea de que la misma palabra con distinto artículo significa algo completamente diferente.
Comentarios
Recuerdo cuando allá por la década del 60 al 70, La Codorniz -la revista más audaz para el lector más inteligente- decía aquello de «Hay frases que parecen indecentes pero que no lo son», por ejemplo: Subir la falda a una ladera. Abrazar una profesión. ¡Qué candidez la de aquellos tiempos, llamar a eso indecencia!
Había que tener un gran dominio del lenguaje para burlar a los censores y poder decir -o sugerir- algo más de lo permitido.