El policía nacional Antonio Cedillo sufrió un atentado de ETA cuando tenía 28 años. Resultó herido y fue recogido con una furgoneta para ser llevado al hospital más cercano. Los terroristas se dieron cuenta y salieron detrás de la furgoneta. Cuando le dieron alcance remataron al policía de un tiro en la nuca. Su mujer tenía 25 años y ambos tenían un hijo de tres, José Miguel.
Por si la historia no fuera suficientemente dura, tanto la viuda como el hijo presenciaron el suicidio de un compañero de su padre en la capilla ardiente, se quitó la vida allí mismo de un tiro.
La vida del hijo, que ahora tiene 36 años, ha estado marcada por estos sucesos desde entonces. Ayer volvió a Euskadi por primera vez desde que volaron a Sevilla con el féretro de su padre a sus pies. Decía que el País Vasco es muy bonito y que en el lugar donde mataron a su padre se respiraba mucha paz. Es cerca del caserío de Perurena, el ciclista, y sí, es un entorno verde de colinas suaves muy bonito.
Hasta aquí una historia durísima que tiene, sin embargo, una parte admirable que nos reconcilia con lo mejor del ser humano. El alcalde de Rentería, Julen Mendoza, de Bildu, viajó a Sevilla para entrevistarse con el hijo de Antonio Cedillo. Estuvieron hablando durante cuatro horas y les propuso que, si estaban dispuestos a volver, se organizaría un homenaje a su padre y marido. Y por eso han vuelto. Por ver si dignificando el recuerdo de su padre pueden cerrar las heridas y seguir con su vida.
Y yo no me acuerdo de nada.
Comentarios
No se puede escribir mejor un horror como este, ni cerrar un relato así con la estremecedora frase final. Es terrible que ni usted, ni yo, ni la mayoría de gente nos acordemos de este suceso. Tenemos un justificante(?): habiendo visto tantos es muy difícil mantener un recuerdo individualizado. Le felicito por este post, es impactante.
Muchas gracias. La historia es muy impactante y, en efecto, acaba uno acostumbrándose hasta al horror. Pero me llama la atención no recordar el hecho de que se rematara a este pobre hombre así como el suicidio de un compañero en la capilla ardiente. También es posible que estos datos no se hicieran públicos entonces, no sé.
Me ha conmovido este artículo. Extraordinario. Muchas gracias.
Gracias a ti, Kepa. Como digo más arriba, es la historia en sí la que causa mucho impacto. Menos mal que el alcalde de Rentería tiene la suficiente sensibilidad como para tratar, en la medida de lo posible, de reconfortar a estas víctimas.
Me acuerdo de todo Gemma, y muy bien, como de tantos otros que pasaron alrededor.
Yo no me acuerdo de nada pero sí recuerdo que nunca fui indiferente y de eso me alegro mucho. Que al menos no participé del silencio tan atronador que había en torno.
Y de lo que más me acuerdo es de tanta indiferencia