A menudo hay discursos que disparan contra la tecnología, contra toda, así en general, que si nos hace adictos, que si entorpece las relaciones sociales, que deshumaniza el mundo, que los robots nos quitarán el trabajo… Cada una de esas afirmaciones da para una discusión por sí misma, pero yo lo que quiero contarles hoy es que gracias a la tecnología tenemos a nuestra disposición en el último pueblo de España (siempre que llegue Internet) todos los fondos de la Biblioteca Nacional.

La Biblioteca Nacional ha emprendido la ingente tarea de digitalizar sus contenidos, lo cual bien pensado supone toda una revolución. Ya no hará falta vivir en Madrid o tener estatus de investigador para poder acceder al patrimonio de la Biblioteca Nacional. Será posible escuchar a Pío Baroja, Unamuno, Ortega y Gasset…; consultar la Hemeroteca, que ya alcanza los 57 millones de páginas digitalizadas; o tener acceso a la colección de carteles, formada por documentos que van desde el siglo XVIII hasta la actualidad. Hay también un fondo de cientos de miles de fotografías, tanto del ámbito público como de fotógrafos privados.

La Biblioteca tiene en marcha otros proyectos muy interesantes como, por ejemplo, extraer la poesía inédita que está publicada en la prensa o identificar a las personas en fotografías de la Guerra Civil (para lo que piden la colaboración ciudadana).

Cuando llueva, cuando no sepan qué hacer, cuando tengan ganas… dense una vuelta por la Biblioteca Nacional, seguro que encuentran algo que les interese. Nunca ha sido tan de todos el patrimonio que alberga.