Siempre que sueño con él está vivo. Aparece de repente, bronceado, sonriente y viene hacia mí con los brazos abiertos. Pero, de dónde sales, le digo, pensábamos que estabas muerto. No sabes lo que hemos pasado. Y me abrazo a él a pesar de todo el enfado y me da igual porque está aquí y puedo olerle y oír su voz y en ese momento me doy cuenta de que la había olvidado. En algunos sueños parece que viene de Brasil y en otros parece venir de escalar montañas en Suiza, pero en todos lleva una postal en la mano. ¿Ves?, me dice, si os iba a mandar esta postal para la colección de la ama, pero se me olvidó echarla, está escrita y todo. Cuando me despierto y me acuerdo, sonrío. Vaya, he vuelto a verle, me digo.
Mi padre me llamó aquel 30 de junio para decirme que mi hermano había tenido un accidente con la bici. Apenas alcancé a comprender que había muerto. Me escondí en lo que había que hacer. Buscar a mi madre, a su novia, recogerlas, ir a Pamplona y hacer todos los trámites.
Aguanté el tipo hasta la vuelta a casa, de madrugada, después de dejarle en el tanatorio. Pero cuando mi padre sacó una bolsa de plástico con las cosas que le habían dado en el hospital: la cartera, el reloj roto y una postal, me derrumbé. Ver sus cosas abandonadas fue darme cuenta en ese preciso instante de que mi hermano ya no estaba, de que no volvería a verle ni a escuchar su risa, de que ya nunca volveríamos a recibir la postal que siempre nos mandaba. Me abracé a mi padre y solo entonces lloré.
Comentarios
A mí me encantan los sueños en los que mi marido viene a verme, me despierto sonriendo y siento que hemos estado juntos.
Cuántas veces, al acostarme le digo «¿nos vemos esta noche?»
Contrariamente a lo que se podría pensar, que soñar con un ser querido que ya no está es un momento de tristeza y un recuerdo deprimente para todo el día, es todo lo contrario. Siquiera en sueños, le vuelves a ver, te habla, te sonríe, vuelves a ser la que eras con él, mujer, hermana… Yo sueño con mi hermano mucho menos de lo que me gustaría pero cuando lo hago me despierto con la sonrisa puesta, como tú.
Un beso, Maite.
Muy bueno, a todos nos pasa esto de encontrarnos con los que ya no están, en un sentido amplio. Al leerte aparecen giros que no conozco, en este caso «me aguanté el tipo». Menos mal que hablamos el mismo idioma, Gemma, imagínate si yo hablara alemán y tú chino. De todas maneras me encanta descubrir esas expresiones. Hasta por el contexto podría animarme a decir que soy capaz de descifrarla, aunque sé que cada lengua tiene un punto en que resulta intraducible, o en todo caso que la traducción no es solo un problema de palabras.
Pues sí, Carlos, menos mal que hablamos el mismo idioma. A mí me pasa otro tanto con el argentino, solemos ver películas de esa nacionalidad y a veces cuesta entender determinadas expresiones. Seguro que has descifrado lo que significa «aguantar el tipo», sería algo así como no mostrar los sentimientos, sobre todo si estos son de emoción.
De todas maneras me encanta escuchar esos giros propios de una lengua que es la mía y que, sin embargo, me sorprende.