Me gustó tanto Lucia Berlin en su primer libro, «Manual para mujeres de la limpieza», que me pregunté asombrada dónde había estado escondida esta autora o por qué no había sido publicada antes. Recientemente ha visto la luz un segundo título, «Una noche en el paraíso», al que me he lanzado con la celeridad que me ha permitido la demanda de él que había en la biblioteca. No somos los únicos para casi nada, tampoco para que nos guste un libro.
«Una noche en el paraíso» es, como el primero, un libro de relatos. Relatos enlazados a veces por los protagonistas, otras simplemente por la voz de la autora, esa voz característica y única que crea imágenes y ritmos como nadie. La sorpresa ha sido menor, como era de esperar, y también el nivel de los relatos en mi opinión. Hay alguno muy bueno como «Andado» y otros más flojos o menos personales o con menos gancho.
El libro está prologado por uno de los hijos de Lucia Berlin, Mark, «soy el mayor y el más problemático, y criarnos le costó horrores. Pero lo hizo. Y bien.» Mark reconoce que si intentara contar las peripecias de su madre, «incluso desde mi punto de vista (ya fuera o no objetivo), pasaría por realismo mágico. Nadie se creería esas movidas». En las historias del libro se puede ver cómo la familia cambiaba constantemente de lugar de residencia, tan pronto estaba en Nueva York como en Albuquerque o en México lo que proporciona a la acción diversidad de paisajes, de gentes e incluso de idioma (son numerosas las palabras y expresiones en español en el inglés original).
Si no han leído todavía a esta autora yo les recomiendo «Manual para mujeres de la limpieza» y si lo han hecho, lean «Una noche en el paraíso», se sorprenderán menos pero igualmente disfrutarán de la lectura.
Comentarios
Voy a seguir su recomendación, agendo a Lucía en mi lista de lecturas futuras. Me llama la atención que su hijo mayor sea el más problemático. No sé si serán mis prejuicios de hijo mayor o la auto-percepción engañosa del que habla (no lo descarto). Mi abuelo, hijo de vascos (ya que estamos), le decía a mi madre: «criá bien al mayor que los demás se crían solos». Claro que «criá bien» quería decir, a mi entender, que resultara obediente, correcto, mas bien dócil. También soy curioso, eso no estaba tan previsto, me parece.
Según mi experiencia coincido con usted, tanto mi hijo mayor como yo hemos sido responsables, obedientes, serios… Mi hijo mayor más que yo, debo decir. Curiosos también los dos, lo cual creo que es una virtud más que un defecto.
Espero que le guste Lucia Berlin. Ya me dirá.