Daniel Mella escribió Derretimiento con 22 años. Es un libro que he leído con miedo y, sin embargo, sin poder dejarlo. Su autor dice que lo escribió en una especie de rapto y que no se podía quitar las imágenes de la cabeza. No me extraña, yo tampoco. He llegado a este autor porque un amigo me había recomendado otro título suyo y, al no encontrarlo, decidí probar con este. Ahora me pregunto por qué no es más conocido puesto que escribe Literatura con mayúsculas.
El protagonista y narrador de Derretimiento sufre una extraña enfermedad de niño que le mantiene paralizado en la cama y, sin embargo, consciente. A partir de ahí sufre la violencia de su familia sin poder mover un solo músculo ante, parece ser, el hartazgo que les causa tener que ocuparse de él. Cuando, pasados unos años, el pequeño se recupera vemos que en su vida solo es capaz de actuar con violencia. Una violencia extrema la mayoría de las veces que se ejerce sin causa ni razón. Tiene escenas difíciles de leer que, sin embargo, como digo más arriba, se leen hipnotizado sin poder apartar la vista porque cuando se aparta uno se imagina lo que está por venir y quizás es todavía peor. Supongo que la historia no se ha llevado al cine porque no ha caído en las manos de Tarantino.
Con estos mimbres quién se pone a leer este libro, estarán ustedes pensando. Bien, cualquiera al que le guste que la literatura le seduzca, le atrape y le lleve de viaje, a veces al horror, siempre a un mundo distinto. Derretimiento es un libro que ejerce tanto una atracción poderosa como una amarga sensación de repugnancia pero que de ninguna manera te deja indiferente.
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