Me acerco a trastear a una librería y veo que Malaherba va por su quinta edición. Cómo hablar del libro con desgana después de semejante éxito. Sobre todo porque no sabría decir con exactitud de crítico literario qué es lo que no me ha gustado de la novela.

El protagonista de una historia narrada en primera persona es Tambu, un niño de unos 10 años que va contando su día a día: tiene un padre enfermo, una madre distraída y una hermana, Rebe, que es su referencia vital. Tambu va al colegio en su Galicia natal, tiene compañeros, tiene amigos y tiene, sobre todo, a Elvis, su mejor amigo y además su vecino con cuya familia Tambu y su hermana, por diversas circunstancias, terminarán viviendo. Tambu entabla con Elvis una relación que va más allá de la amistad en esos años en los que todo lo que sucede marca nuestra vida futura y nos define.

¿Qué pasa con la novela, pues? La voz de Tambu me desconcertaba a menudo, tenía cosas que no resultaban coherentes con el carácter que Manuel Jabois había construido. A veces su voz me recordaba a Manolito Gafotas, pero después esa voz entraba en honduras que no correspondían a un personaje como el de Elvira Lindo. Me he quedado con la sensación de que el autor no ha terminado de acertar con el tono del relato. Le faltaba quizás esa emoción que acompaña a la verdad, ese personaje que se sale de las líneas y se planta frente a nosotros.

No me hagan ustedes mucho caso, lean la novela y llévenme la contraria.