Empiezo a leer un libro pequeñito, de los que te caben en la palma de la mano. Su autora es menuda también, dulce en el hablar, con una voz suave que no debe saber gritar. Y sin embargo, es un libro que cuenta verdades como puños. Y siendo tan pequeñito como es se ve que contiene otros libros grandes e importantes que la autora ha leído y ha condensado para mí, para nosotras. Pasó lo mismo el otro día cuando fuimos a verla en una charla que daba en San Sebastián, dentro del festival Literaktum, que era afable y sonriente pero decía cosas que te dejaban un rato pensando. Me hizo pensar tanto que me llegó un fogonazo de mi vida, algo que me había movido a actuar, que lo vi y desapareció. Y desde entonces estoy dudando si me pongo o no a buscarlo porque quiero saber qué era pero a la vez tengo miedo. Si lo he escondido tan rápidamente ¿no será que mi mente no lo quiere recordar?
Y en las páginas de este libro pequeñito encuentro líneas subrayadas por la persona que me lo ha dejado. Están subrayadas con bolígrafo rojo, igual de brillante que el color del jersey que llevaba el día en que me dejó el libro, el día de la charla a la que fuimos juntas, aunque el jersey era más bonito, de un fucsia brillante, con mucho pelo, como de angorina. Pienso ahora que era brillante y acogedor como mi amiga, la que me prestó el libro, que es dulce también como la autora, pero es sobre todo de una alegría que impregna todo lo que hace. Aun cuando te dice que las cosas se están poniendo difíciles, te lanza una sonrisa al final de la frase. Tiene los ojos grandes y expresivos, surcados de arruguitas de tanto reírse. Y ella también, como la autora, subraya cosas que me dejan pensando que la fragilidad de las mujeres es de mentira, que es lo que vemos, lo que ven ellos sobre todo, pero que nosotras sabemos cuánta fuerza hay detrás de cada una de nosotras, cuánto miedo también la mayoría de las veces, pero el miedo vencido es lo que nos hace tan valientes. Y cuanto más se ha vivido y más se ha sufrido, menos miedo tenemos. Así que cuidado con las que no tienen miedo porque ellas lucharán sin parar.
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