Me acerqué a “Breves amores eternos” con el corazón dividido: me gusta mucho Pedro Mairal pero me da galbana leer cuentos. Cuando empiezo una historia me gusta que sea larga, que dé de sí, que no se acabe en seguida… pero los melindres me duraron poco, rápidamente me sumergí en el libro deseando que de cada cuento se escribiera una novela, pues a cada paso me encontraba con ese Mairal tierno y despistado de “La uruguaya”, ese tipo superado por la madurez de las mujeres con las que tropieza.
El libro se divide en dos partes: “Breves amores eternos”, que trata del deseo, el sexo, el amor y las infinitas combinaciones que se producen con esos elementos, y “Hoy temprano”, que trata de todo lo demás (guiño, guiño). Dice Pedro Mairal que “cuando la gente se va a la cama, ocurren cosas” y que eso le interesa, no la mirada cursi ni la descripción pornográfica, sino “esas cosas que pasan” y ciertamente en el libro pasan cosas no solo en los dormitorios, sino también en la playa, y en los autos y los personajes cogen y bailan, se obsesionan, se aman y después se alejan. Las gordas son hermosas, «pulposas pero con la cintura angosta», pero si uno se tropieza con una flaca igualmente está bien porque una mujer es una mujer.
Los tipos de los cuentos de Mairal hacen cualquier cosa para tener una mujer que llevarse a la boca: la quieren, la engañan, la camelan, la adoran y la extrañan. Hay en el libro amores de tango, amores tristes desde el principio, amores imposibles, pero todos breves porque de otra manera ¿cómo podrían ser eternos?
Un libro delicioso.
Comentarios
Saber que estás como un remanso en el agitado día, porque sigues publicando tranquiliza el alma, pacifica el espíritu. Eso nomás. Seguí con lo tuyo.
Qué gusto da que le animen a una.
A propósito de esta entrada del blog sobre Mairal, me animé a pedir La Uruguaya en e-liburutegia. Estaba disponible, me lo zampé en dos días. Qué manera de narrar tan original, tan argentina. Me encantó. Todo un descubrimiento este escritor.
¡Qué alegría, Miguel! Pues tiene otro, «Una noche con Sabrina Love», que es una delicia también.
Un saludo.
Siguiendo tu recomendación, también he leído Una noche con Sabrina Love. Está muy bien, aunque no tanto como La Uruguaya. En este último se percibe una mayor madurez literaria.
Estoy de acuerdo contigo, La Uruguaya es redondo.
Leí estos cuentos hace justo un año. Venía de leer La Uruguaya, Maniobras de evasión…y me resistía a salir del encantador y divertido mundo de los casi siempre perdedores muchachos de Mairal.
Ahora durante una segunda lectura, dí con ésta crítica que me ha gustado tanto que con tu permiso voy a compartir. Gracias.
Toda tuya, Fran. Muchas gracias por la lectura y por el comentario.
Gracias a ti por esa labor. Bucearé en el blog con más tiempo.
A propósito de esa «galbana que te provocan los cuentos…» te la puedes tratar como hice yo con una buena terapia de choque. Empecé por el padre del relato breve, Chéjov. Continué con los cuentos de Primo Levi, de Isaac Bashevis Singer, Saul Bellow, Clarice Lispector, los dos tomazos maravillosos de los cuentos de John Cheever y finalmente, y quizás los mejores, los cuentos de Bernard Malamud. Tengo pendiente un buen tocho de Nabokov, pero te aseguro que quedé enganchado al cuento o relato breve.
No sé si lo que tú hiciste fue terapia de choque o todo un Master en Relato Breve. Yo recuerdo con fascinación los cuentos de Cortázar y con deleite los de Benedetti y últimamente me ha encantado Lucia Berlin, pero hasta ahí llego.
Toma buena nota de tus recomendaciones y te las agradezco. Un saludo, Fran.
Ya lo dijo John Waters: «La vida no vale nada si no tienes alguna obsesión» 😅