Si oímos la palabra chabacano pensamos en algo vulgar, de mal gusto, ¿verdad? Bueno, pues he aquí que es también el nombre de la lengua franca de Mindanao (una ciudad con más de un millón de habitantes), una lengua criolla de base española que también se habla en otros lugares de Filipinas. No hay, sin embargo, datos estadísticos de cuánta gente habla chabacano. Y, en efecto, el nombre procede de que originalmente el chabacano fue considerado un español incorrecto y vulgar.

El idioma que proporciona la mayor parte del vocabulario a esta lengua es el español, mientras que la gramática se basa en gran medida en la de otras lenguas filipinas, como el tagalo, el bizaza y el hiligainón.

El periodo colonial español en las Filipinas comenzó en 1521 y a partir de 1565 las islas empezaron a ser administradas desde el virreinato de Nueva España, que se asentó en la ciudad de México. Esta situación continuó hasta la independencia de México en 1821 y a partir de esa fecha, Filipinas fue administrada directamente por España.

En esos más de 250 años, las relaciones entre Filipinas y la Nueva España se basaron en el comercio de galeones, barcos comerciales grandes que hacían el viaje entre Manila y Acapulco una o dos veces al año, lo que puso en contacto a filipinos y trabajadores hispano hablantes de México (entonces Nueva España).

Un lugar donde se establecieron muchos recién llegados, bien de México bien de España, fue Zamboanga, ciudad que los españoles tomaron en 1635 en un intento por detener los ataques de los piratas moros. En Zamboanga se asentaron soldados españoles y mejicanos, guerreros visayas y misioneros jesuitas; estos últimos fueron los que actuaron como traductores español-visaya y se cree que fueron los que enseñaron a los demás a comunicarse, resultando de esta mezcla un idioma que se convertiría en el criollo chabacano.