Hola L:

Ayer llevé a J al Centro. Él se quedó contento, vio una cría rubia de su edad que le hacía ojitos, la posibilidad de descansar un poco del ajetreo que se trae en la calle y se quedó tan feliz. ¿Y su madre? preguntarás, pues su madre se volvió a casa hecha un cristo. Primero mantuvo J una entrevista con la siquiatra y la trabajadora social y después estuve yo. Vuelta a contar la pena de Murcia, vuelta a atrancarme con el nudo en la garganta, a exprimir las meninges a ver cómo cuento yo tanta vida lo más resumido posible.

La siquiatra me pareció una mujer cabal y agradable pero no me dio ninguna esperanza. Me dijo que si llega una persona con un brote psicótico, la familia entrega una persona A y le devuelven una persona B, pero que en el caso de mi hijo lo que tiene no «se cura», que era una especie de cojera a la que solo se le podían poner muletas, no hacer que anduviera sin cojear. Que pensaban que su futuro pasaba por un recurso asistencial, es decir, por que viviera en un piso tutelado y que iban a mover los recursos administrativos desde allí. En la entrevista con J ya habían apreciado que él acudía voluntariamente pero que no se situaba en lo que significaba un ingreso, por lo visto el chiquitín les había preguntado por las pistas de deporte, imagínate.

Se le puede visitar todos los días, de momento solo la familia, y también le puedo llamar por teléfono, aunque hoy lo he intentado y el teléfono estaba averiado, no sé si será por las lluvias de estos días. Iré a verle el jueves por la tarde y así aprovecho con las clases de Bergara. Él se despidió tan feliz, ni me preguntó cuándo iba a volver ni nada, veremos según vayan pasando los días cómo lo lleva.

A pesar de todo, mantengo la esperanza de que una terapia continuada, una observación estrecha por parte de los siquiatras conduzca o bien a encontrar una medicación más adecuada que la que le han prescrito hasta ahora, o bien a que él tome conciencia de algunos de sus comportamientos. En fin, ya sabes, la esperanza es lo último que se pierde. Nos vemos, un beso.