Cuando en 1778 el capitán James Cook llegó a las Islas Hawai, la población era de unas 300.000 personas que hablaban hawaiano. Poco más tarde llegarían los misioneros y los terratenientes americanos, estos últimos tras las plantaciones de caña de azúcar. Desgraciadamente, con ellos llegaron enfermedades para las que los hawaianos no estaban preparados, como la viruela, lo que diezmó terriblemente la población.

Los americanos, con la vista puesta en sus intereses económicos en las islas, decidieron en 1893 derrocar al poder local y tres años más tarde promulgar una ley por la que se imponía el idioma inglés como el idioma oficial de la educación en las escuelas de todas las islas. El hawaiano fue perdiendo hablantes en favor del inglés hasta el punto de que el lenguaje hawaiano llegó a contar en 1979 con sólo 800 hablantes nativos, es decir, le faltaba un pelo para desaparecer.

Esta precaria situación fue un revulsivo para la sociedad y las autoridades que decidieron reactivar la política lingüística fundando escuelas de inmersión en el idioma hawaiano, tanto de educación primaria como de secundaria, lo que supuso un gran empuje para el idioma local. Tanto es así que en 2010 se censaron 18.000 personas que hablaban hawaiano en casa, no todos eran nativos pero sí eran hablantes fluidos del idioma.

Como curiosidad les diré que el hawaiano solo tiene ocho consonantes y cinco vocales y que nunca hay dos consonantes en una sílaba. Aloha se utiliza como saludo, tanto de acogida como de despedida, pero en realidad significa, ‘amor, paz y compasión’. Así pues, aloha para todos ustedes.