Mi madre, que era modista, quería que su hija fuera lo que ella no había podido ser, esto es, secretaria. Y la hija no quería ser secretaria, quería ser primero universitaria y después, lingüista. Nunca pensé que algo uniera esos dos oficios, modista y lingüista, pero he aquí que el lenguaje, tan caprichoso él, ha tejido una fina trama entre ambos mundos.
La palabra urdimbre, por ejemplo, se puede referir tanto al tejido como a la intriga de una historia. Hilamos la lana y los cuentos dispuestos en un libro y tejemos las historias y los jerseys. Necesitamos que el argumento y las alfombras tengan un nudo y lo que más nos gusta es bordar el relato. Hablamos de la trama de la novela y de no perder el hilo de una historia. Enhebramos los versos y las costuras y contamos un cuento a nuestro hijo con un hilo de voz.
Los escritores, presentadores y oradores hilvanan el discurso como yo hilvanaba los trajes antes de que las clientas de mi madre se los probaran.
El término texto es hermano de textil, uniendo así la palabra con la que se designa un ‘escrito cualquiera con cierto contenido’ con aquella que ‘se aplica particularmente a las fibras o materias que pueden ser tejidas’.
Seguro que a mi madre le hubiera gustado saber que, al fin y al cabo, su oficio y el mío tenían algo en común.
Comentarios
Brava!!!
Qué cosas tiene el lenguaje, ¿verdad?
Bonito por la metáfora preciosa del deseo de la madre encarnado por la hija de forma original