¿Que no saben ustedes cómo decirle a su hijo adolescente que no se va a morir sin su teléfono móvil? Bien, pueden decirle que no se preocupe, que la nomofobia no mata, quizás no consigan que se separe de su móvil pero seguro que consiguen que el chiquitín (o la chiquitina) les dedique una mirada atónita.

Y es que el término nomofobia designa el miedo a estar incomunicado sin teléfono móvil. Curiosamente la palabra se ha formado en inglés a partir de la fusión del adverbio no, el acortamiento mo (a partir de mobile phone) y el sustantivo phobia (del griego phobéomai, ‘yo temo’).

En los medios de comunicación empiezan a ser frecuentes las menciones a este nuevo fenómeno con el anglicismo original nomophobia, como en «El usuario que padece ‘Nomophobia’ se agobia cuando se queda sin cobertura, se le agota la batería o no encuentra el móvil», aunque también se está asentando el uso de la hispanización nomofobia («Nomofobia: esclavos del teléfono móvil»).

En español, la palabra puede adaptarse sin problemas con los mismos elementos compositivos: el adverbio no, la forma abreviada mo (de móvil) y fobia (‘aversión obsesiva a alguien o a algo’ o ‘temor irracional compulsivo’). Y sí, el término más bien parece referirse a tenerle miedo a los nombres, pero no, el lenguaje tiene sus misterios.