Como polvo en el viento es una extensa novela (casi 700 páginas) que cuenta la vida de un grupo de amigos a lo largo de los años. Asistimos a sus amoríos, sus traiciones, sus frustraciones, sus ilusiones, sus sueños… y siempre con el exilio rondando. En esta novela están los que sueñan con salir de Cuba, los que lo logran, los que dejan atrás familia y amigos, están los que huyen porque el miedo se vuelve insoportable, están los que simplemente quieren cambiar de vida porque son jóvenes sin cargas ideológicas a sus espaldas, pero están también los que se quedan, los que se resisten a cambiar y aquellos a los que empezar de nuevo en otro lugar les aterra.

Están Clara y Darío, ingeniera y neurocirujano, con sus dos hijos, Ramsés y Marcos. Está Irving, que es el amigo gay que lo sabe todo de todos porque es el confidente del grupo; luego tenemos a Horacio; está el pintor Walter, del que no sabemos si es un chivato o un artista con mucho miedo; y está Bernardo, que es una bellísima persona. Por encima de todos está Elisa Correa, uno de los personajes fundamentales de la novela porque con ella la historia adquiere tintes de novela negra, un estilo que Leonardo Padura domina muy bien. Junto a Elisa está Adela, su hija, un carácter que atraviesa la historia de principio a fin y que sirve para desentrañar la trama. Estos son los personajes cuyas vidas se van entrelazando para regalarnos una historia que habla de amistad, de lealtad, del sentimiento de culpa y, sobre todo, de esa nostalgia infinita que acompaña al exilio.

Al final del libro tuve la sensación de que había recibido una clase magistral sobre los diferentes exilios que existen y también sobre las motivaciones que nos empujan a abandonar nuestras raíces, aunque al final uno se dé cuenta de que nunca ha dejado de pertenecer a un lugar, a una cultura, a una manera de pensar y de estar en el mundo.

Leonardo Padura dice que escribió esta novela porque tenía necesidad de hacerlo, aunque le costara, aunque le fuera arañando por dentro, porque es la historia de su generación y de los acontecimientos que vivieron y que todavía viven. Es una historia en la que Leonardo Padura intenta explicar Cuba a quien no la entiende. Y yo creo que lo consigue.